Día 8: Glaciar Perito Moreno y Safari Azul

Hoy arrancaba uno de los días estrella del viaje, y es que íbamos a visitar el Glaciar Perito Moreno, eso sí, el despertador sonó a las 6 de la mañana; duchas rápidas y a las 6’45 a desayunar, por suerte a esas horas estaba abierto ya, el desayuno muy rico con zumo de naranja natural y bizcochos caseros.

La hora de recogida era a las 7’30, pero se retrasaron 15 minutos, en el mini bus íbamos sólo con tres personas más; nuestros guías eran Leandro y Abril, y nuestro chofer Jorge.

El trayecto era de una hora y poco, primero hicimos una breve parada junto al Lago Argentino mientras amanecía, y luego en un mirador, donde apreciamos por primera vez el glaciar.


El GLACIAR PERITO MORENO que actualmente se considera en estado de equilibrio, está ubicado en el departamento Lago Argentino de la provincia de Santa Cruz, en la región de la Patagonia, y está integrado dentro del Parque Nacional Los Glaciares. Este glaciar se origina en el campo de hielo Patagónico Sur, en su descenso, alcanza el brazo Sur del Lago Argentino, con un frente de 5 kilómetros de longitud, aflorando sobre el agua con una altura de unos 60 metros y se encuentra ubicado frente a la península de Magallanes.

El nombre del glaciar es en honor del argentino Francisco Pascasio Moreno, más conocido como Perito Moreno, que fue director del museo de la Sociedad Científica Argentina, y activo explorador de la zona austral del país; en uno de sus viajes llegó a estar muy cerca del glaciar que luego llevó su nombre, pero nunca llegó a verlo.

Comenzamos la mañana con la excursión que llaman SAFARI AZUL, que consiste en una caminata junto al glaciar que dura una hora y media (incluyendo las paradas), y luego finaliza con un paseo en barco de media hora, para poder apreciar el glaciar desde el agua.

En unos minutos llegamos al Puerto Bajo de las Sombras (allí hay oportunidad de ir al baño), y cogimos un barco para cruzar el Lago Rico a la otra parte; pudimos salir unos instantes a la parte de atrás para ver el glaciar por primera vez de cerca.




En la otra parte nos esperaba un guía especializado, la ruta es muy sencillita, pero hay que ir en todo momento con cuidado y siguiendo los consejos del guía.

En la primera parada vimos el glaciar desde abajo, con pequeño desprendimiento incluido, el día era maravilloso, buena temperatura y ni una nube; los guías nos dijeron que éramos afortunados, que esos días no se ven habitualmente.






La segunda parada fue a media altura, allí está el cartel con el nombre del parque, y también hay una cuevita donde puedes ver el glaciar desde muy muy cerca, e incluso lo pues tocar.











La tercera parada es la de más altura, desde esa panorámica se aprecia la magnitud. Allí hay una foto que muestra hasta donde llegaba el glaciar en 1946, se puede ver que el hielo llegaba al lugar donde hicimos la segunda parada. Aunque este glaciar no ha disminuido su frente, si que lo ha hecho por los laterales.





Luego regresamos al barco, este era un poco más grande, al poco de zarpar comenzaron a servir bombones y licor de Calafate, y ya se podía subir a la cubierta de arriba que era una terraza. No lo dudamos y nos subimos con la copa de licor, estábamos encantados con el día tan espectacular que teníamos, nos pasamos todo el rato arriba haciéndonos fotos. Para las fotos de grupo contamos con la ayuda de Mauricio, un argentino de Rosario que viajaba con su pareja y que venía en nuestro bus.













La media hora del paseo en barco se nos paso volando, día espectacular, buena compañía, y un licor riquísimo; para mí este fue el mejor momento del viaje.


De nuevo al bus para ir a las pasarelas, los guías nos acompañaron hasta el cartel informativo de las rutas y nos dieron 1’15 para comer y pasarelas, así que comimos en nada. Para comer llevábamos una comida picnic, que nos habían preparado en el hotel (bebida a elegir, sándwich a elegir, brownie y fruta), su precio era de 2.200 $, pero a nosotros nos lo dieron gratis en compensación a un fallo del programa.

En las PASARELAS primero hicimos un par de miradores de la ruta azul que están muy bien, se baja bastante, pero no se hace pesado porque aunque hay escaleras están intercaladas con tramos llanos. Y luego hicimos algunos miradores de la ruta amarilla.





















La verdad que el tiempo en las pasarelas nos pareció corto, pero hacía ya casi 8 horas que había comenzado la excursión. En hora y poco llegamos a El Calafate, el guía sugirió una parada para hacernos una foto junto el cartel; hubo ovación y aplausos.


Nos despedimos y paseamos por el centro, aprovechamos para cambiar unos pocos euros en Western Unión, el cambio nos lo dieron a 270 $. Luego tomamos algo y nos fuimos al hotel.

Tras un descansito, Alfredo y yo nos tomarnos una cervecita allí mismo en el hotel.

A las 8’45 cenamos de nuevo en La Tablita, hoy teníamos más hambre y  pedimos cordero patagónico (para una persona), mix clásico de carnes 1 para dos personas (cordero, colita de cuadril y pollo), mix de carnes 2 para dos personas (cordero, bife de chorizo y lomo), dos bandejas de verdura al grill que estaban riquísimas y una ración de patatas; con comida para cinco personas y los acompañamientos, comimos perfectamente los seis. La cena junto las bebidas y cuatro postres, costó 26.950 $ (salimos a 15 € por persona), esta fue otra de las comidas más caras del viaje, pero el sitio lo vale.




A las 11 y poco a dormir, mañana otro madrugón; pero muy satisfechos porque el día de hoy era de los que siempre recordaremos.

 

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