Día 1: vuelos

Este inicio de viaje era diferente a otros, una porque salíamos por la tarde y otra porque había cerca de 40º de temperatura y nosotros teníamos que salir de casa cargados con nuestras chaquetas de invierno. Nuestro cuñado nos recogió alrededor de las 5’45, en la calle la sensación de calor era horrorosa.

Una vez en el aeropuerto nos juntamos los seis viajeros, en facturación había mucha cola, tardamos más de media hora, es lo que tiene viajar el 31 de agosto, uno de los días punta en los aeropuertos, aunque al final en líneas generales todo fue bien.

En el control apenas había gente, pero metían prisa y estresaban mucho, se empeñaron en que Alfredo se quitara el cinturón, a pesar de repetirles varias veces que era de plástico. Al pasar el control tuvimos que pedir ayuda a la Guardia Civil para que nos abriera una maleta de mano, ya que el candado no funcionaba.

Compramos agua y en un momento comenzó el embarque, el vuelo salió puntual a su hora las 20’25 y llego también puntual a las 21’20.


Nuestro vuelo llegó a la T2, y teníamos que cambiar a la T1, pero en realidad una vez en el aeropuerto vimos que solo lo identificaban como puertas ABCDE. Llegamos a control de pasaportes, apenas había nadie y pasamos muy rápidos por las máquinas, excepto uno que tuvo que pasarlo frente al policía.

Una vez en la zona de nuestra puerta de embarque, fuimos directos a Burger King a cenar (unos 10 € por persona el menú), hacía bastante calor por aquella zona. Después compramos agua y ya nos fuimos a la puerta de embarque.

Cuando llegamos prácticamente ya había comenzado, el embarque fue bastante ordenado por grupos, el nuestro era el último. Habíamos comprado los asientos para ir juntos, elegimos la parte derecha (asientos JHK) en las filas 21 y 22 (costaron 30 € ventanilla y pasillo, y 20 € el del centro); eso sí el espacio bastante bastante justo. A nosotros nos mereció la pena comprar los asientos, ir en esas filas supone subir y bajar más rápidamente, y también es una zona donde el ruido de los motores es menor.



El vuelo salió puntual de Madrid a su hora, las 23’55. Nada más el avión se estabilizó en altura, pasaron con la venta de auriculares, a 3 € (nosotros habíamos comprado en Amazon los adaptadores a mitad de precio, pero luego descubrimos que no hacía falta, los auriculares se escuchaban igual); además el entretenimiento nos pareció malísimo.

A las dos horas más o menos de haber salido, nos sirvieron la cena, normalita, tardaron una eternidad en recoger las bandejas (unos 45 minutos), que sumado a la estrechez del sitio, agobiaba un poco. Al momento de quitarnos las bandejas, el piloto dijo que íbamos a atravesar una zona de turbulencias, apenas se notó nada y cuando pasada media hora seguíamos igual, imaginé que se quedaría todo el vuelo la señal de los cinturones, y así fue; la sensación es que dejaron la señal para que la gente no se moviera, pero si no son reales las turbulencias no me parece correcto, que yo soy la primera que con turbulencias me pongo el cinturón y no me lo quito, e incluso duermo con el puesto siempre.

Por la noche simplemente dejaron botellas de agua, a temperatura ambiente y tampoco muchas. Cuando quedaba una hora y media para llegar, sirvieron el desayuno de pago, como nosotros lo sabíamos nos habíamos llevado algunas galletas. La verdad que fue nuestro primer vuelo transoceánico con Air Europa, pero sí podemos evitaremos esta compañía en futuros viajes; posiblemente ha sido la peor.

 

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